GRUPO 7 (o los policías también lloran) // CIUDADANO KANE // THE NIGHT THAT PANICKED AMERICA


Hoy, hablo de Grupo 7 de Alberto Rodríguez, de The night that panicked America de Joseph Sargent y de Ciudadano Kane de Orson Welles.




TÍTULO: Grupo 7. TÍTULO ORIGINAL: Grupo 7. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN: Alberto Rodríguez. GUIÓN: Alberto Rodríguez y Rafael Cobos. MÚSICA ORIGINAL: Julio de la Rosa. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Mario Casas, Antonio de la Torre, Inma Cuesta, Julián Villagrán, Lucía Guerrero, José Manuel Poga, Joaquín Núñez, Carlos Olalla, Diana Lázaro. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.facebook.com/GRUPO7lapelicula


Grupo 7 es el quinto largometraje del realizador sevillano Alberto Rodríguez, tras El factor Pilgrim (2000), El traje (2002), 7 vírgenes (2005) y After (2009). Todos estos films tenían en común que se desarrollaban en ese espacio donde se encuentran la temática social y las historias estrictamente personales. En Grupo 7, el director ha logrado depurar su estilo y afianzar su personalidad hasta redondear una magnífica película.






Grupo 7 se desarrolla en Sevilla, en los años anteriores a la celebración de la Expo 92. La principal preocupación de las autoridades y los responsables policiales es acabar con los focos de venta de droga de la ciudad de cara a que la imagen ofrecida por el mencionado evento no se vea perjudicada. En esas circunstancias, un joven policía, interpretado por Mario Casas, inicia su andadura como agente con el afán de cumplir grandes ideales. Frente a él, un compañero más veterano, personaje al que da vida el actor malagueño Antonio de la Torre, parece invadido por el pesimismo, la desesperación y la amargura de las ilusiones rotas. 

Conforme avance la película, veremos un proceso de aprendizaje y un proceso de derrota, que discurrirán por derroteros inesperados, y que llevarán el film a una profundidad temática poblada de significados. Porque si, por un lado, la historia habla de las debilidades que todos padecemos (que quedan simbolizadas en la diabetes del joven protagonista) y de los mecanismos de autoengaño que creamos para ocultárnoslas a nosotros mismos y a los demás, por otro, paralelamente y de un modo sutil, realiza un enfoque crítico sobre lo que significó la Expo 92 y su intención de dar una imagen al exterior que no se correspondía con la realidad. Pocas veces podemos ver en el cine español que un guión desarrolle tan inteligentemente y de manera tan coherente los distintos hilos de la trama y los diferentes niveles de la narración.

Con estupendas interpretaciones de todo el reparto (y resultaría difícil destacar a alguien, a fuerza de ser injustos con los no nombrados), el film se cierra con una escena concisa pero que logra resumir a la perfección su espíritu: los dos personajes protagonistas reflejándose en un espejo al que dan la espalda, metáfora nada equívoca de cómo negamos las mentiras que encubren lo que realmente somos.


Nota (de 1 a 10): 8,5.

Lo que más me gustó: Un guión magníficamente desarrollado.

Lo que menos me gustó: En algunos momentos, la película no está bien iluminada.


En esta ocasión, vamos a intercambiar el orden de nuestras dos secciones habituales, porque tenemos que poner un preámbulo digno y adecuado a la película de la que vamos a hablar en “Clásicos Eternos”. Cuando empiecen a leer sobre la película que aparece en “Joyas Ocultas”, seguramente intuyen qué película vamos a comentar después.


JOYAS OCULTAS

THE NIGHT THAT PANICKED AMERICA (1975) de Joseph Sargent.

TÍTULO ORIGINAL: The night that panicked America. AÑO: 1975. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN: Joseph Sargent. GUIÓN: Howard Koch, Nicholas Meyer y Anthony Wilson. MÚSICA ORIGINAL: Frank Comstock. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Paul Shenar, Vic Morrow, Cliff de Young, Michael Constantine, Walter McGinn, Eileen Brennan, Meredith Baxter, Tom Bosley, Will Geer, John Ritter, Joshua Bryant. DURACIÓN: 92 minutos.


En la noche del 30 de octubre de 1938, la cadena de radio norteamericana CBS, desde Nueva York, emitió una teatralización de la novela de H. G. Wells La guerra de los mundos. Bajo la dirección de Orson Welles, este decidió que la adaptación, interpretada por la compañía del Mercury Theatre, fundada por él mismo, y escrita por Howard Koch (futuro guionista de Casablanca) y Anne Froelich, tuviera forma de noticiario. Aunque, antes del comienzo del programa, se avisó que lo que se iba a retransmitir era una obra de ficción, quienes empezaron a escucharla ya iniciada pensaron que se trataba de un informativo real, desatándose una auténtica oleada de pánico en Nueva York y Nueva Jersey provocada por quienes pensaban que, efectivamente, los alienígenas estaban atacando nuestro planeta. El renombre alcanzado por Welles tras esta emisión, le sirvió para que la compañía RKO le contratara para la realización de tres películas.

Tras lo sucedido con este programa de radio, cuando, con posterioridad, se ha llevado a cabo el experimento de utilizar la forma tradicional del noticiario para emitir una ficción, curiosamente el resultado ha sido parecido (pueden ver aquí y aquí). Los oyentes o espectadores (si el medio elegido era la televisión), han pensado sistemáticamente que estaban ante noticias reales. Ello induce a pensar que, para el ser humano, de forma más o menos inconsciente, la forma en que viene envuelta la información condiciona, de modo decisivo, nuestra creencia sobre el carácter verdadero o falso de la misma, con independencia de su contenido concreto. Aunque profundizar en esto, nos apartaría del objetivo principal de este comentario…






El telefilme The night that panicked America narra todo lo sucedido con la famosa emisión. Contando como co-guionista con uno de los autores del texto que sirvió de base al programa radiofónico (Howard Koch), va recreando, con gran pulso narrativo, todos los preparativos del programa, la minuciosidad con que se prepararon los efectos especiales de sonido, el miedo colectivo que se apoderó de quienes empezaron a seguir el programa sin escuchar la advertencia inicial (con momentos de gran dramatismo) y la dinámica en la que entró Welles, en la que, haciendo oídos sordos a los ruegos desesperados de sus colaboradores, pretendía seguir el guión previsto, cuando le pedían con insistencia que pasara a la parte final de la obra para que todos los oyentes se dieran cuenta de la verdadera naturaleza del programa (hasta cierto punto, se insinúa el carácter complejo y problemático del director que sería, con posterioridad, un grave obstáculo para su carrera).

En fin, The night that panicked America es el título perfecto para conocer los detalles de un acontecimiento que marcó un antes y después en la historia de los medios de comunicación.


Nota (de 1 a 10): 7.

Lo que más gustará: la magnífica recreación de la situación de pánico colectivo que generó la famosa emisión radiofónica.

Lo que menos puede gustar: no es fácil localizarla en español.


Obviamente, después  de la cinta comentada, la película de la que vamos a hablar en nuestra próxima sección sólo puede ser una…


CLÁSICOS ETERNOS

CIUDADANO KANE  (1941) de Orson Welles.

TÍTULO: Ciudadano Kane. TÍTULO ORIGINAL: Citizen Kane. AÑO: 1941. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN: Orson Welles. GUIÓN: Orson Welles y Herman J. Mankiewicz. MÚSICA ORIGINAL: Bernard Herrmann. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Gregg Toland. MONTAJE: Robert Wise. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Orson Welles, Joseph Cotton, Agnes Moorehead, Dorothy Comingore, Ruth Warrick, Ray Collins, Erskine Sanford, Everett Sloane, William Alland, Paul Stewart, George Coulouris. DURACIÓN: 119 minutos.


Paradójicamente, el gran problema de Ciudadano Kane es que, desde hace muchos años, en sucesivas votaciones de la crítica, obtiene el primer puesto como mejor película de la historia del cine. Con anterioridad, en 1952, en la encuesta realizada por la revista británica de cine Sight & Sound, obtuvo el primer puesto Ladrón de bicicletas (1948) de Vittorio de Sica, no apareciendo el film de Welles ni tan siquiera entre las 10 primeras de la lista. En 1958, en laencuesta realizada con motivo de la Exposición Universal de Bruselas, la ganadora fue El acorazado Potemkin (1925) de Sergei M. Eisenstein, apareciendo ya Ciudadano Kane en el número 9 de la lista. Cuando en 1962 la revista Sight & Sound volvió a organizar la misma encuesta, este film ya encabezó el ranking, no bajando de ese puesto ni en el año 1972, ni el año 1982. Esta revista, en las encuestas del año 1992 y del año 2002, confeccionó dos listas, una con los votos de los críticos, por un lado, y con los votos de los directores, por otro, y el mismo título siguió ostentando la primera posición en todas ellas. Por último, mencionar que, en 1988, en el libro del crítico John Kobal Las 100 mejores películas (que se puede encontrar en la colección de bolsillo de Alianza Editorial), donde también se recoge una encuesta entre críticos de 22 países, Ciudadano Kane volvió a conseguir la misma posición de privilegio, así como en la lista elaborada por el American Film Institute en el año 1998. Esta opinión tan consolidada entre los especialistas, provoca que sea un título especialmente apto para ser bajado del pedestal. Así, por un lado, hay quienes alegan que buena parte de su interés radica en sus innovaciones técnicas (en la que después entraremos) y, por otro, también hay quienes comentan que adolece de falta de emoción. Pero, en mi opinión, ello no es así. Efectivamente, Ciudadano Kane es la obra cumbre del Séptimo Arte.






Orson Welles había sido un niño prodigio que, desde su más tierna infancia, ya leía a Shakespeare y, en virtud de la formación recibida de sus padres, se había familiarizado con el mundo del teatro y la interpretación. Cuando, tras el contrato con la RKO del que hemos hablado en la anterior sección, se dispuso a hacer su primer film, no quería hacer una película cualquiera. Vio 40 veces La diligencia (1939) de John Ford, porque pensaba que este era el mejor director norteamericano y quiso aprender a la perfección su técnica y su estilo. Se rodeó de profesionales de primer orden en las áreas de guión (Herman J. Mankiewicz), dirección de fotografía (Toland), montaje (Wise) y música (Bernard Hermann) y completó el reparto con los actores del Mercury Theatre, acostumbrados a representar obras teatrales de primer nivel. Y, obviamente, el resultado fue majestuoso.

Hay dos aspectos del film que merecen ser destacados. En primer lugar los aspectos técnicos. Es lo más conocido de esta cinta que Welles desplegó todo un conjunto de innovaciones que, aunque, por separado y parcialmente, podían haber sido utilizados en otros títulos, aquí aparecen empleados coordinada y sistemáticamente y de forma coherente con el propio objeto narrativo: profundidad de campo, planos picados y contrapicados, decorados con techo, flashbacks, iluminación expresionista, travellings y audaces movimientos de grúa con la cámara Todo ello da una textura visual a la película que se anticipa en varias décadas al cine de Stanley Kubrick, Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Ridley Scott o Alan Rudolph…

Pero, a pesar de que se insiste muchísimas veces en los elementos técnicos, es en los narrativos donde, verdaderamente, la película tiene un peso inigualable.






En el arranque de la película, vemos cómo el magnate Charles Foster Kane, antes de fallecer, pronuncia una palabra: “Rosebud”. A continuación, en un noticiario se habla de la muerte del millonario y se repasa su vida (gracias a este noticiario, después podremos ir ubicando temporalmente los diferentes momentos de la vida del protagonista). Pero en ningún momento aparece qué puede ser “Rosebud”, así que un periodista, encargado por su jefe, se encarga de entrevistar a conocidos de Kane para averiguar el significado de la palabra… A partir de ahí, vamos conociendo los detalles de la vida del personaje de un modo fragmentario y con continuos saltos en el tiempo que rompen la estructura lineal de la narración. No desvelaremos para quienes no hayan visto la película si al final se resuelve el misterio inicial o no, pero sí hay que indicar que la película es una reivindicación de la emoción frente a los aspectos exclusivamente materiales, un canto a las vivencias sencillas y a los aspectos más puros y, por qué no, inocentes de la vida… En este sentido, es merecidamente famosa la escena en la que el actor Everett Sloane, que interpreta a Bernstein,  apoderado de Kane, recuerda el momento en el que vio a una mujer increíblemente hermosa en la cubierta de un barco y cuenta cómo nunca podrá olvidar, por muchos años que pasen, ese instante. Este aire nostálgico y melancólico que tiene el film, se acompaña de unos personajes magníficamente caracterizados y que son dotados de una gran profundidad. Inolvidable la madre de Kane en el momento en que su hijo se marcha o inolvidable es la lección que Kane da a Jedediah Leland (interpretado por Joseph Cotten), cuando este se emborracha a la hora de hacer la crítica a la representación de ópera organizada por el magnate… 

Charles Foster Kane es uno de los más grandiosos personajes creados por cualquier cineasta y cuando lleguen a la escena final de la película, no les quedará otra que volver a verla para ver con otros ojos todo lo que han visto antes… No se preocupen: merecerá la pena…


Nota (de 1 a 10): 10.

Lo que más gustará: todo.

Lo que menos puede gustar: no sigue una estructura lineal.

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TRÁILERS DE PRÓXIMOS ESTRENOS

LOS PELAYOS

El próximo 27 de abril, se estrena en España Los Pelayos, la cual narra la historial real de una familia que descubrió un método para ganar en el casino. Está protagonizada por Daniel Brühl, Lluís Homar, Miguel Ángel Silvestre, Blanca Suárez, Vicente Romero y Eduard Fernández en los papeles protagonistas.




LOS VENGADORES

También el 27 de abril se estrena en nuestro país Los vengadores. Como sucede en el cómic original, aquí confluyen los personajes de Capitán América, Thor, Iron Man, Loki, La Viuda Negra y Hulk. Manteniendo a los mismos actores que interpretaron a estos personajes en las recientes adaptaciones cinematográficas de los mismos, el reparto está encabezado por Chris Evans, Chris Hemsworth, Robert Downey Jr., Tom Hiddleston y Scarlett Johansson, respectivamente, incorporándose Mark Ruffalo al papel de Hulk. También intervienen Samuel L. Jackson, Gwyneth Paltrow (que ya aparecía en Iron Man e Iron Man 2), Stellan Skarsgard y Paul Bettany. En fin, un increíble reparto para uno de los previsibles taquillazos del año...








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